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¿Huracanes en Chile?

Nota Área de Entomología:

¿Huracanes en Chile?

Publicado el 03/11/2015
Posible aspecto de la cavidad que quedaría, después de la ocurrencia de un huracán; detalle de punto geográfico ubicado al norte de Petorca, tamaño aproximado 120 x 90 metros (copia de Google maps)
Posible aspecto de la cavidad que quedaría, después de la ocurrencia de un huracán; detalle de punto geográfico ubicado al norte de Petorca, tamaño aproximado 120 x 90 metros (copia de Google maps)
Mario Elgueta, Jefe del Área de Entomología del MNHN, nos habla en esta ocasión no de insectos, sino de huracanes ocurridos en nuestro país.

Sí, en Chile se sabe que se han producido huracanes y se conoce con este nombre un fenómeno muy particular y de naturaleza muy diferente, a los que en esta época del año son causa de noticia en América del Norte, tal como el reciente huracán "Patricia" que el fin de semana recién pasado fue motivo de preocupación en México. Mientras estos últimos son ocasionados por el desplazamiento de masas de aire, su homónimo en Chile se relaciona con lluvias y características especiales del terreno.

En nuestro país los huracanes han sido reportados en la parte sur de la región de Coquimbo, en la zona de los valles transversales; su nombre deriva de huraco, expresión para indicar un agujero, hueco o portillo, derivación acertada por la evidencia que queda de estos eventos y que consiste en una concavidad irregular.

Todo el proceso se inicia una vez que se producen inviernos muy lluviosos o bien cuando ocurren lluvias persistentes y prolongadas; comienza con un gran estampido que se siente en dirección de una ladera escarpada y cuyo sonido se percibe a cierta distancia. Sólo quien ha vivido mucho tiempo en estas regiones y ha escuchado hablar de este fenómeno, sabe lo que se avecina y seguro hará lo posible por ponerse a resguardo, avisando del peligro a quien esté cerca indicándole que el huracán ha reventado.

A continuación del estampido comienza a distinguirse otro ruido que va aumentando en intensidad y se hace muy fuerte, hasta que se observa pasar bajando una mezcla de agua, piedras de diversos tamaños y tierra que es capaz de destruir lo que exista a su paso, pues casas, pircas, vegetación y cualquier clase de construcción puede ser arrasada por la fuerza de su caída. Por supuesto también corre peligro la vida de personas.

Es muy probable que la causa de estos huracanes se deba a la acumulación de agua en grandes cavernas que han quedado en el subsuelo; en inviernos muy lluviosos puede ocurrir el llenado de estas cavidades, ejerciendo esa masa líquida una gran presión aflorando agua por grietas y si las capas más superficiales no soportan esa presión se produce el vaciado, desplazándose por pendientes y arrastrando otros materiales a su paso.

Miguel R. Machado Collao (Illapel, 3 de noviembre de 1870; Santiago, 26 de julio de 1938), Jefe de la Sección de Geología y Mineralogía del Museo Nacional de Chile, alma máter de los demás museos nacionales y actual Museo Nacional de Historia Natural, describe con precisión el origen y efectos de este fenómeno. Este investigador reportó la ocurrencia de estos eventos en Illapel (parte media del cerro ubicado al norte del cementerio y coincidentemente con el terremoto del 15 de agosto de 1880), en Chillepín al este de Salamanca (con eventos en 1888 y 1906 en el cerro Cuncuna) y también en los alrededores de Petorca (quebrada Llahuin); es decir, los huracanes se han producido en el curso medio de los ríos Illapel, Choapa y Petorca, después de inviernos lluviosos y en áreas de ocurrencia de temblores.

Por mi parte recuerdo una noticia en televisión, de hace unos 30 años atrás, respecto de un reventón de una ladera con arrastre de lodo y piedras que ocurrió en algún cordón de cerros cercano a La Ligua; seguramente también tuvo el mismo origen.

Finalmente y a modo de recordatorio, resulta interesante repetir lo que Machado señalaba (textual): «Aún no ha sido suficientemente enérjico el modo de obrar de la Naturaleza en ese lugar; puesto que los dueños de este hermoso fundo no trepidaron en volver a edificar las casas de la hacienda en este mismo sitio. Creemos que el próximo huracan que reviente en ese lugar dejará mui poco vestijio de construccion humana, a pesar de las precauciones que ha tomado el hacendado para librarse de este fenómeno, al construir una gruesa pirca de piedra suelta, perpendicular a la direccion de destruccion; creemos que los materiales de esta van a aumentar los efectos destructores haciendo las veces de proyectiles».

La reflexión tenía mucho sentido pues a pesar de la ocurrencia de dos huracanes en Chillepín, se había vuelto a construir en los mismos lugares por donde había pasado el alud de agua, tierra y piedras.

Referencias:

Machado, M. R. 1908. Los huracanes en Chile. Boletín de la Sociedad Nacional de Minería, 132: 61-64.

Machado, M. R. 1909. Los temblores en Chile. Boletín del Museo Nacional de Chile, 1(2): 31-59, 1 mapa.

Machado, M. R. 1910. Los huracanes en Chile. Boletín del Museo Nacional de Chile, 2(1): 159-163.

Machado, M. R. 1910. El terremoto de Illapel 15 de agosto de 1880. Boletín del Museo Nacional de Chile, 2(1): 159-163.