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Un "quijote" prusiano en la Araucanía (1859-1862). Parte II

Acaba la saga de Paul Treutler:

Un "quijote" prusiano en la Araucanía (1859-1862). Parte II

Publicado el 20/09/2016
Nuestro curador de Antropología, Francisco Garrido, continúa con la historia de Paul Treutler, quien primero en Atacama y luego en la Araucanía había decidido escribir un libro para juntar fondos para una nueva expedición, planteándose una quijotesca misión. A pesar de sus enormes y cuestionables objetivos, su libro terminó siendo nada más que un diario de viaje de sus expediciones con detalles del modo de vida mapuche y sus experiencias personales con ellos.

La crítica a su trabajo fue feroz y su principal detractor fue el abogado y político Abdón Cifuentes, quien impidió que el gobierno financiara las solicitudes de Treutler por considerar que su libro era una estafa y no daba cuenta de nada de lo prometido. Treutler apelando a su pasado de la nobleza prusiana, desafió a Cifuentes a un duelo de caballeros con pistolas. Cifuentes lo rechazó y publicó una crítica en su contra comparándolo con Orielle Antoine I, el desafortunadamente conocido "rey de la Araucanía". A eso Treutler lo demandó por injurias y calumnias en un juicio que fue muy público y no trajo sino aún más desprestigio para Treutler.

Finalmente Treutler sólo encontró apoyo para una nueva expedición en el empresario de ferrocarriles Enrique Meiggs, quien estaba interesado en investigar un posible paso ferroviario trasandino en la Araucanía. También Treutler decidió contratar un fotógrafo para el viaje, el que obtendría algunas de las primeras fotografías mapuches en existencia hasta hoy. El uso de la cámara causó muchas suspicacias entre las comunidades al sospechar que podría ser un tipo de arma, y por ello Treutler siempre aparece en medio del grupo en cada foto para desvanecer sospechas. Treutler partió en su cuarta expedición con bastante entusiasmo y visitó al cacique Vointén, quien lo acompañaría a Villarrica a finalmente desenterrar los tesoros que él esperaba encontrar. Sin embargo, Vointén le advirtió que los ánimos de las otras comunidades estaban en su contra y corrían rumores de enemistad que no le harían su viaje fácil, por lo cual le rogó no continuar. Treutler no iba a renunciar en esta ocasión y desoyendo el consejo, decidió seguir adelante y llegó hasta Voipire donde lo recibiría el cacique Antülef. Sin embargo, cuando llegó allá se llevó la extraña sorpresa de que éste ni siquiera salió a recibirlo. Sus compañeros de viaje estaban asustados y temían lo peor. Mientras descansaban de la larga jornada de viaje, sintieron el ruido de una tropa de caballos con unos 300 jinetes que rápidamente los rodearon. Eran de una comunidad del otro lado del Toltén, quienes venían por ellos. No tenía sentido resistirse ante el asedio y Treutler como en otras ocasiones, se identificó como un simple mercader que venía a comerciar honestamente en territorio mapuche. Sin embargo, no contaba con que el hijo del cacique Aburto de Niguén sabía leer y había conseguido el libro que Treutler había publicado en Santiago y por ende se había enterado de sus objetivos de búsqueda de tesoros, reconocimiento de zonas para colonización y explotación de minas auríferas. Por ello, temían con razón que esto traería la atención del gobierno y la llegada del ejército chileno a la zona. Para agregar aún más a aquello, el mismo Treutler había declarado en su libro que su rol de mercader era sólo una fachada para cumplir sus objetivos.

No le quedó otra cosa que aceptar los cargos y sólo se defendió diciendo que no era un espía sino que quería repartir el beneficio minero con las comunidades, un argumento dudoso que no fue creído por sus captores. Treutler y sus compañeros de viaje fueron detenidos en sus carpas, sus pertenencias y mercaderías fueron confiscadas, y quedaron a la espera de la decisión del consejo de caciques que se reunió a decidir su destino. El miedo crecía en el grupo y cuando pensaban que todo estaba perdido, llegaron los caciques Vointén y Antülef quienes los ayudaron a escapar sigilosamente de noche y galoparon a toda marcha en sus caballos fuera de allí. Sólo la fortuna hizo posible que llegaran a salvo a Valdivia, abandonando toda esperanza de seguir adelante en tales incursiones.

Treutler sólo pudo rescatar algunas de sus placas fotográficas que eran de vidrio, y pudo reconstruir algunas de ellas a partir de sus fragmentos que se quebraron en la rápida huida. Después de tal evento, Treutler se dio cuenta que ya no tenía sentido seguir buscando sus fantasiosos sueños y ya no emprendió nuevas expediciones a la Araucanía. Poco tiempo después, la nostalgia por su tierra natal y la poca fortuna lo llevaron a irse de Chile de regreso a Alemania. Sin embargo, la impresión que causó su estadía en nuestro país estuvo siempre en su memoria y es así como ya mucho más viejo publica en 1882 una recopilación de sus diarios de viajes y aventuras, libro por el cual conocemos gran parte de su historia en la actualidad. Si bien el libro anterior que Treutler publicó sobre la Araucanía está muy lejos de ser el tratado científico y geográfico que pretendía, a la vista de hoy es muy valioso históricamente en cuanto entrega detalles inéditos del modo de vida mapuches en vísperas de su total transformación unas décadas después cuando el ejército irrumpió en la zona. A su vez, nos entrega una clara visión de la mentalidad de la época, tanto en cuanto a la visión sobre el "otro" indígena, como también en relación a las ideas de progreso y civilización, con todos sus efectos positivos y negativos para la sociedad en su conjunto. Éste emprendedor-aventurero si bien trató de no generar enemistades con el pueblo mapuche, no imaginó los dramáticos sucesos que ocurrirían en las décadas siguientes. Todo esto debido en gran parte al interés de enriquecimiento de individuos y grupos de interés que como él, no consideraron las nociones culturales y políticas propias del pueblo mapuche durante su época de independencia.