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Un camarón atroz y un viaje al pasado

Nota Área de Zoología:

Un camarón atroz y un viaje al pasado

Publicado el 13/06/2017
Cabeza de Sclerocrangon 
Cabeza de Sclerocrangon 
Jorge Pérez-Schultheiss se zambulle en sus recuerdos y rescata de ahí un camarón que conoció cuando tenía apenas 14 años. Un viaje en el tiempo.

En esta nota les presentaré una interesante especie de crustáceo de la que tuve noticias por primera vez cuando contaba apenas 14 años, y que hoy, después de más de dos décadas, he tenido la fortuna de tener en mis manos, gracias a las colecciones del MNHN.

En 1994, cuando iniciaba mis estudios secundarios, descubrí en la biblioteca Municipal de Osorno, un número de la emblemática publicación de nuestro Museo, el Noticiario Mensual del Museo Nacional de Historia Natural (véase aquí: http://publicaciones.mnhn.cl/668/w3-propertyname-1311.html). Entre sus páginas, un artículo llamó mi atención. Se titulaba “Adiciones a la fauna carcinológica de Chile: Sclerocrangon atrox Faxon, 1893” y había sido publicado en 1981 por el insigne zoólogo don Nibaldo Bahamonde, jefe de la histórica Área de Hidrobiología y actual curador emérito de nuestro Museo (véase referencia 1).

Aunque en aquel entonces apenas entendía los tecnicismos del texto, este trabajo resultó muy interesante para mí. En él se presentaba un extraño camarón de aguas profundas, que había sido encontrado en el talud continental de Chile, cercano a los 700 metros de profundidad, frente a la zona norte de la región de Magallanes.

Dos cosas de este trabajo quedaron grabadas en mi memoria: el nombre del animal, “Sclerocrangonatrox”, que sugería un crustáceo terrible, de aspecto acorazado; y el dibujo que lo ilustraba, que no hacía más que confirmar lo sugeridopor el nombre.

A mi llegada al museo en 2015, mientras revisaba una antigua colección de crustáceos almacenados a la espera de ser estudiados, de pronto me encontré con una silueta conocida, algo difusa ocupando casi todo el interior de un viejo frasco de vidrio. Sabía que se trataba de alguna especie de camarón, por la forma alargada característica, pero necesité observar más cuidadosamente para darme cuenta que en verdad se trataba de un Sclerocrangon. Al ver su caparazón espinoso lo reconocí de inmediato, mientras se me venía a la mente la imagen del artículo que había leído y admirado hacia tanto tiempo. 

Con el frasco en la mano, me dirigí al laboratorio, para examinar más detalladamente el ejemplar, mientrasle renovabael contenedor y el líquido conservador. Luego de esto, vendría la parte más interesante del trabajo: comprobar la identificación taxonómica para averiguar exactamente de qué animal se trataba. Bastó una breve búsqueda bibliográfica para confirmar el género, con lo que a continuación pudepasar el ejemplar por una clavepara la identificación de las especies de Sclerocrangon (referencia 2), que me permitió confirmar que este enigmático ejemplar realmente correspondía a un viejo conocido mío, el Sclerocrangonatrox.

Con esta información recurrí a la antigua publicación de don Nibaldo Bahamonde, para averiguar que se conocía realmente sobre la presencia de esta especie en Chile. En esta etapa tendría otra gratificante sorpresa: la información publicada en el artículo, coincidía en todos sus detalles con las etiquetas del ejemplar recién descubierto. Esto confirmaba que el camarón que tenía en mis manos correspondía exactamente al mismo individuo hembra que estudiara don Nibaldo Bahamonde ¡en 1981!

De esta forma, este interesante hallazgo permitió redescubrir un histórico ejemplar, que se encontraba depositado entre muchas otras muestrasa la espera de ser estudiadas. Luego de completado el trabajo curatorial del material, estábamos en condiciones de hacer ingreso oficial del ejemplar a las colecciones del Museo, siendo registrado en la base de datos y etiquetado con su respectivo número de catálogo, el que a futuro permitirá conocer exactamente su ubicación dentro de la colección.

Finalmente, en un reluciente frasco de vidrio y tapa blanca, con nuevo y cristalino alcohol conservante, y etiquetas recientemente reescritas, el valioso ejemplar fue depositado en su lugar dentro de la colección, dejándome con la agradable sensación de haber rememorado mis primeras experiencias como biólogo, y con un muy buen ejemplo de como las colecciones museológicas son importantes lugares de protección y preservación, a veces inadvertida, de la historia del conocimiento de nuestro patrimonio biológico y de las experiencias de los investigadores que nos precedieron. 

Referencias

1.- Bahamonde, N. 1981. Adiciones ala fauna carcinológica de Chile:Sclerocrangon atrox Faxon 1893.Noticiario Mensual del Museo Nacional de Historia Natural, Chile, 25(296): 3-6. http://publicaciones.mnhn.cl/668/articles-66481_archivo_01.pdf   

2.- Komai, T. y K. Amaoka, 1991. A new species of the genus Sclerocrangon from UrupIsland, Kurile Islands and East of Hokkaido (Crustacea, Decapoda, Crangonidae).Proceedings of the Japanese Society of Systematic Zoology, 44: 26-37. https://decapoda.nhm.org/pdfs/18340/18340.pdf