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Parasitoides: entre la realidad y la ficción

Nota Área de Entomología:

Parasitoides: entre la realidad y la ficción

Publicado el 15/12/2017
Francisco Urra, Curador del Área de Entomología del MNHN nos habla de los parásitos, esos organismos que se aprovechan de otros organismos.

Todo ser vivo tiene enemigos naturales. Estos agentes pueden corresponder a patógenos (virus, bacterias, hongos y protozoos), depredadores y parásitos. La acción de estos organismos es de vital importancia, pues contribuyen a regular las poblaciones de los individuos atacados, reduciendo el potencial reproductivo de éstos.

En el parasitismo, los organismos parásitos se aprovechan de recursos pertenecientes a otros organismos (llamados hospederos, hospedadores u hospedantes), causándoles un daño. En esta interacción, el parásito intenta que su hospedador sobreviva el mayor tiempo posible. En la depredación, el depredador mata a varios organismos (presas) a lo largo de su ciclo vital, con el fin de alimentarse. A diferencia de los parásitos, un depredador no busca mantener con vida a sus presas demasiado tiempo.

Existe otra interacción, entre el parasitismo y la depredación, el parasitoidismo. Los parasitoides corresponden a insectos (Diptera e Hymenoptera) cuyo estado larvario parasítico se desarrolla alimentándose del cuerpo de otro artrópodo hospedador. A diferencia de los parásitos, los parasitoides matan al hospedador con el fin de completar su ciclo vital. Cada larva necesita alimentarse sólo de un individuo hospedador para completar su desarrollo hasta la fase de adulto. Esto último los diferencia de los depredadores. Además, otras diferencias son que el hospedador frecuentemente es más grande que el parasitoide; los parasitoides suelen ser específicos, atacando a una especie hospedadora o a varias especies cercanas; una baja población de hospedador es suficiente para mantener una población de parasitoide; y la víctima es ubicada por la hembra adulta del parasitoide, que generalmente tiene actividad diurna.

Por lo general, los parasitoides infestan huevos e inmaduros activos, menos frecuentemente, pupas y adultos. Cuando el hospedador es infestado por un solo parasitoide se habla de parasitoide solitario. Cuando varias larvas de la misma especie se desarrollan en un mismo individuo hospedador, se llama parasitoide gregario. Si el hospedador es un insecto fitófago, el parasitoide es primario. Los parasitoides que atacan a otros parasitoides se llaman hiperparasitoides o parasitoides secundarios. El parasitoidismo múltiple sucede cuando el individuo hospedador es infestado a la vez por dos o más especies de parasitoides primarios. Una vez que la larva del parasitoide ha completado su desarrollo, puede pupar dentro del cadáver de su hospedador (ej. Trichogramma, Aphidius) o abandonarlo mientras aún está vivo para pupar fuera (ej. Apanteles).

El ciclo de vida de los parasitoides puede resultar algo macabro para quienes no están familiarizados con el estudio de los insectos. Sin embargo, en la ciencia ficción, estos hábitos han inspirado la creación de monstruos aterradores, tal como sucede en las películas de la saga “Alien”, donde una criatura llamada “xenomorfo” se desarrolla en la cavidad torácica de las personas infestadas, causándoles la muerte al emerger de forma violenta.

Debido a su capacidad de actuar como controladores naturales de insectos, algunos parasitoides son empleados en el control biológico de plagas, destacando especies de las familias Trichogrammatidae, Braconidae e Ichneumonidae (Hymenoptera), y de Tachinidae (Diptera). El uso de estos controladores permite disminuir la aplicación de pesticidas, reduciendo la contaminación del ambiente y su efecto nocivo sobre otras especies de animales.

REFERENCIAS

  • APABLAZA, J. U. y F. URRA. 2010. Introducción a la Entomología General y Agrícola. Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. 405 pp.
  • ARTIGAS, J. N. 1994. Entomología Económica. Ediciones Universidad de Concepción, Concepción, Chile, Vol. I y II.
  • TRIPLEHORN, C. A., y N. F. JOHNSON. 2005. Borror and DeLong’s Introduction to the Study of Insects. Seventh edition. Thomson Books/Cole, USA, 864 pp.