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Migrar nos hace humanos

Nota Área de Antropología:

Migrar nos hace humanos

Publicado el 12/03/2018
Verónica Silva, Curadora del Área de Antropología del MNHN, aporta una nota sobre un fenómeno relevante en nuestro país, las migraciónes.

No nos sorprendamos de la reciente llegada de extranjeros, esto ya ha pasado antes. La población chilena actual es genéticamente una mezcla de distintas poblaciones, con una base indígena potente al que se agrega el componente europeo y africano. En el proceso de conquista y ocupación española llegaron principalmente hombres, por lo que la mayor parte del componente europeo se ha trasmitido por linaje paterno. Los españoles trajeron consigo africanos como esclavos del servicio doméstico y para el trabajo en las minas entre otras faenas, es así que ya a mediados del siglo XVII, el 20% a 25% de la población total de Santiago era de origen africano, siendo parte hoy en día de nuestra diversidad genética que presenta un gradiente decreciente de norte a sur. Posteriormente entre 1861 y 1883 se produce la ocupación de la zona mapuche (Pacificación de la Araucanía) que constituyó, junto con el genocidio en Tierra del Fuego, uno de los actos más brutales en contra de los pueblos originarios, asesinándolos y despojándolos de sus tierras ancestrales. A mediados del siglo XIX al constituirse el Estado Nación, el embajador Vicente Pérez Rosales impulsa la inmigración de europeos, a quienes se les otorgaron tierras y recursos para colonizar el sur de Chile con el propósito de “blanquear la raza” según figura en su “Ensayo sobre Chile”. Con ello se buscaba invisibilizar nuestra ancestría indígena y mulata.

Pero vayamos mucho más atrás, así como el título lo dice migrar nos hizo y nos hace humanos y es gracias al constante movimiento de las poblaciones que somos lo que somos. Por si no lo sabían, los verdaderos descubridores del mundo fueron los africanos, esto porque nuestra especie surge precisamente allí en África, hace unos 200.000 años atrás y son estas poblaciones de Homo sapiens anatómicamente modernos los que comienzan a emigrar y poblar los distintos continentes, incluidas algunas islas. Es más, se ha descubierto que incluso las poblaciones de homo sapiens se diversificaron (variabilidad genética y fenotípica) antes de decidirse por emigrar hacia otros contenientes y extenderse por el resto del planeta en diferentes oleadas.

En Europa las poblaciones Homo sapiens neanderthalensis que evolucionaron probablemente del Homo erectus, estaban muy bien adaptadas al frío y a la baja radiación solar, por lo que los análisis genéticos han comprobado que presentaban pieles y ojos claros y el cabello rojizo. Por mucho tiempo se describió a las poblaciones de neandertales como hombres de las cavernas, toscos y torpes. Hoy en día se sabe que poseían casi las mismas capacidades que nuestra especie y que incluso pudieron desarrollar las primeras manifestaciones de arte parietal (muros) en Europa.

Hoy en día los neandertales propiamente tal ya no existen y por mucho tiempo se creyó que se habrían extinguido, producto de los cambios climáticos y su alta adaptación al frío o por la llegada de Homo sapiens generando una presión poblacional y una competencia por los recursos, que los habría llevado a desaparecer frente a este nuevo Homo sapiens mucho más hábil de mente y cuerpo. Sin embargo hoy sabemos que los neandertales se mezclaron con los Homo sapiens y que sus genes están entre nosotros, al parecer muchos de sus rasgos fenotípicos desaparecieron pero sus genes siguen presentes en nuestros cuerpos determinando en parte lo que somos.

Las primeras poblaciones que ocuparon Eurasia provenientes de África tenían la piel oscura una característica otorgada por la presencia de melanina, nuestro pigmento natural, que determina nuestro color de ojos, piel y pelo. A mayor presencia de melanina más oscura es nuestra piel y nos sirve como un bloqueador solar natural, para prevenir daños en nuestro cuerpo producto de la radiación solar. Sin embargo, esta característica tan beneficiosa en África en Europa no lo era tanto. La radiación solar nos permite sintetizar vitamina D, la que a su vez permite la circulación del calcio en nuestro cuerpo, el calcio es fundamental para todas las funciones metabólicas vitales. Para favorecer la síntesis de vitamina D en lugares de baja radiación solar paulatinamente y a través de mutaciones, las poblaciones fueron perdiendo la pigmentación, surgieron primero los ojos claros para luego dar paso a cabellos y pieles claras (ver reconstrucción primer británico).

Nuestro continente americano fue poblado desde Asia bastante tardíamente por diferentes oleadas de poblaciones ya adaptadas a su ambiente. En el nuevo territorio las poblaciones nuevamente debieron adaptarse (por ejemplo a la altura) dando paso a una rica variedad de rasgos pero aún más homogéneos.

En resumen, la variabilidad genética y fenotípica de los grupos humanos que determina el color de piel, pelo, ojos y algunos rasgos físicos (estatura, distribución de grasa corporal, cantidad de pelo en el cuerpo, etc.), son variaciones recientes muy parecidas y homogéneas, por lo que no podemos hablar de razas. El concepto de raza humana, en especial en el siglo XIX, no sólo describe las características externas (fenotípicas) de las personas o poblaciones, si no que asigna a determinadas formas y colores de piel: características psicológicas y sociales, siendo utilizado para menoscabar y colonizar países completos, con el argumento de la supremacia blanca, ya todos sabemos a qué llegó nuestra especie con esto (Esclavitud, Nazismo y Holocausto judío, entre otras).

Referencias: